lunes, 31 de agosto de 2015

Manifiesto

Que quede claro: cualquier evento organizado en mi nombre a posteriori de mi muerte, no corre por mi cuenta. Yo no lo espero, no lo pido, no lo pretendo, sencillamente porque me lo voy a perder y no me interesa que se realicen rituales de ninguna índole en mi memoria si no se van a hacer cargo de que son para los que se quedan.

Después de muerta no voy a poder oler ni ver las flores que me lleven los dolientes, no voy a poder oír a los sacerdotes que reciban un pesito para decir mi nombre perdido en el medio de una misa, no voy a necesitar mas o menos comodidades para que los gusanos me coman a gusto y los bolsillos de los que lucran con el dolor de los que perdieron a sus seres queridos se engorden.

Después de muerta simplemente no quiero generar gastos absurdos ni dolores interminables. Nada más recuérdenme en mis buenos momentos y sonrían. No me dejen en esos monstruosos depósitos de cadáveres que gustan en llamar cementerios. Ahí, igualmente, voy a ser polvo, pero no me van a dejar volar. No se van a dejar seguir. Lo que depositen ahí no va a ser nada de mi. Todo lo que hay de mi que se puedan quedar va a estar en el que quiera conservarme. Y el que no se lo puede evitar sin culpas.

Está bien, si me quisieron, que me lloren un rato. Pero un rato nada más. después la vida sigue, conmigo o sinmigo, se puede, y yo jamas les diría síganme porque no se a donde iré, ni siquiera si iré a algún lado. Obviamente prefiero creer que si, a alguna parte iré, pero no me encuentro en condiciones de asegurarlo o prometerlo porque nadie volvió para contármelo. Mejor pensar que hay algo que está tan bueno que ni da perder tiempo en venir hasta acá para avisar.

Y después de llorar un rato, si quieren honrar mi memoria cada tanto, me creman, me tiran al viento en algún lugar que los regocije, y cuando quieran celebrar mi vida se van a tomar algo ahí y comparten buenos recuerdos. Si quieren conmemorar mi muerte a mi no me jodan, háganse cargo de vuestro romance con el dolor y su no aceptación de la muerte en otro lado.

Cosas que uno empieza a pensar cuando pasa la barrera de los cuarenta. Decís "bueno, de acá es la mitad para adelante" o "estoy mas cerca del final que del principio", y, por lo menos en mi caso, no puedo dejar de pensar en que pasará con los que quiero, y si hay algo que no quiero para los que quiero es que lloren mi ausencia, porque los quiero, no quiero. Querer es ser feliz. Si me quieren, quieran ser felices.

No vayan ante un nicho con huesos o un metro cuadrado de tierra a llevar flores. No vayan a un templo a pedir que mi alma se salve. No desperdicien horas de sus vidas pensando qué podrían haber hecho para que la mía tenga mas. Vivan las suyas y si quieren, mientras tanto, me recuerdan por lo que los hizo sentir que soy parte de ustedes. Así perduraré, seré salva, habré sembrado. Lo otro no es mas que abono, no vale la pena (nunca mejor aplicado) conservarlo.

La pena no vale nunca, lo que vale es lo vivido. Y después, que se yo, después se verá.

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